El hombre utiliza la comunicación para relacionarse con sus semejantes.
El lenguaje hablado constituye una parte fundamental de las interrelaciones
humanas. En función de la situación a la que nos enfrentemos, adoptaremos una
postura u otra, un discurso determinado y un tono de voz concreto.
No es lo mismo acudir a una entrevista de selección para conseguir un
puesto de trabajo que atender a un cliente, reunirnos con el jefe o citarnos
con algún amigo. En cada uno de estos casos, una misma persona
se comunicará de cuatro maneras distintas, y la gran diferencia radicará, sobre
todo, en el lenguaje gestual, esa parcela tan importante de la comunicación que
denominamos COMUNICACIÓN NO VERBAL.
La comunicación
no verbal en una entrevista de trabajo, recomendaciones.
1. Prepara
tus movimientos
Si antes de acudir a una entrevista repasas el discurso que vas a
recitar, los términos que incluirás en la conversación y el tono que imprimirás
en tu oratoria, ¿por qué no haces lo mismo con los gestos que vas a utilizar?
Habitualmente no se tiene en cuenta este aspecto, casi siempre por el
desconocimiento de sus consecuencias, y muchas veces nuestro interlocutor puede
despistarse porque lo que dice nuestro cuerpo no se corresponde con nuestro
mensaje oral. Hay que intentar que
ambos aspectos coincidan entre sí y que la forma de actuar no contradiga
nuestras palabras.
Cuando el candidato llega al lugar en el que tendrá lugar la entrevista, en
algunas ocasiones le harán pasar a una sala de juntas en la que se producirá el
encuentro. De repente, la puerta se cierra y el aspirante al puesto se
encuentra ante una gran mesa rodeada de sillas. ¿Dónde debe colocarse? Cuando
la mesa es alargada hay que evitar sentarse junto a la presidencia, dejando un
sitio por medio por si son dos las personas que actuarán como interlocutores.
Si la mesa es cuadrada o redonda, lo mejor es sentarse frente a la puerta para
no tener que girarse cuando ésta se abra.
Después llegará el encuentro con el seleccionador y el consecuente estrechar de
las manos. Esos pocos segundos, por increíble que parezca, pueden dar mucha
información sobre nosotros. El
candidato esperará siempre a que le ofrezcan la mano y se le contestará con
confianza, mientras se sonríe y se le mira a los ojos. ¿Qué
debe evitarse? Que el contacto sea muy flojo o demasiado fuerte. En el primer
caso quedará claro que no nos gusta el contacto con la otra persona. En el
segundo se puede dejar una impresión de agresividad.
El siguiente paso será tomar asiento, siempre que nos lo ofrezcan primero. Por
supuesto no hay que acomodarse como si estuviéramos en el sillón de nuestra
casa, pero tampoco hay que mostrarse excesivamente rígido o ansioso, ni
quedarse en el borde de la silla. Los pies se mantendrán en el suelo, pero si
esta postura resulta incómoda no hay ningún problema en cruzar las piernas.
¿Y qué hacemos con las manos? Lo más recomendable es no pensar en ellas para,
de esta manera, poder actuar de forma natural. La gesticulación debe reducirse al mínimo y siempre se utilizará
como complemento de la comunicación verbal, ilustrando, acompañando, enfatizando
lo que se dice. En ningún caso deben usarse para distraer a la
otra persona de lo que le estamos contando.
2. Gestos
con vida propia
A partir de ese momento, los gestos adquieren una personalidad y
un significado propios. Hemos de ser muy conscientes de que cada uno de los
movimientos que realizamos tiene un significado determinado y, como tal, lo
interpretará nuestro interlocutor.
Si te acaricias el mentón
quiere decir que estás tomando alguna decisión. La autoridad se refleja al
entrelazar los dedos.
Los tirones de las orejas,
los juegos con el cabello
y morderse las uñas
son una clara muestra de inseguridad. Si nos frotamos las manos es que somos impacientes,
al igual que si tamborileamos los dedos. Y cuando te aprietas la nariz, es que estás realizando
alguna evaluación negativa.
Cuando miramos hacia abajo, demostramos que no creemos en lo que nos están
contando. Si nos sentamos agarrándonos la cabeza por detrás somos una persona con seguridad en
nosotros mismos y superioridad hacia los demás. El interés se muestra mediante
la inclinación de la cabeza, mientras que, por el contrario, el aburrimiento
queda claro si descansamos la cabeza en las manos. La sinceridad, franqueza e
inocencia se refleja en las palmas
de las manos abiertas.
Los tobillos
unidos reflejan aprensión, las manos
cogidas a la espalda ira y frustración, los brazos cruzados a la altura del
pecho indican que adoptamos una actitud defensiva hacia nuestro interlocutor, y
las manos en las mejillas
son una muestra de que estamos realizando una evaluación. Cuando crucemos las
piernas hay que evitar balancear el pie,
signo evidente de aburrimiento.
Todos los gestos, por mínimos que sean, tienen un significado. Hemos revisado algunos ejemplos básicos que nos permiten hacernos una idea de la
importancia de la comunicación no verbal. Para profundizar un poco más en este complejo
tema os recomiendo, entre otros, la lectura de los siguientes enlaces:
Además
os animo a visitar la web de Teresa Baró,
especialista en habilidades de comunicación personal, concretamente su sección
de vídeos
en la que encontrareis numerosos y buenos consejos para controlar y dirigir vuestra
comunicación no verbal en cualquier situación, incluidas las entrevistas de trabajo.
No olvideis que la comunicación no verbal no solo tiene consecuencias en una entrevista de trabajo, de hecho en este mismo ámbito es un aspecto relevante y a considerar a la hora de preparar vuestro videocurrículum (otra forma de "entrevista"), sino en todas vuestras interrelaciones.