Lo
peor de la situación actual no está exclusivamente en el crecimiento del paro, sino en
el hecho de que el desempleo se convierta en una epidemia, en un mal crónico.
No hay empleo para los jóvenes de 16
a 25 años, ni tampoco para los que se quedaron sin
trabajo y agotan las prestaciones ordinarias.
Cinco
millones y medio de personas inscritas en el paro deberían hacer sonar todas
las alarmas, esta cifra en España implica que una de cada cuatro personas que
quiere trabajar no puede hacerlo. Emplear debería ser un objetivo prioritario,
colectivo, antes que cualquier otro. El paro crónico lleva a la decepción, la
desconfianza y el miedo y en tal ambiente es imposible volver a crecer. Debemos
evitar a toda costa que el paro se convierta en profesión. Pero ¿cómo conseguir
un trabajo?, ¿cómo ser el elegido?.
Convertiros en el candidato ideal para una oferta de trabajo parece, hoy, una
carrera de fondo. Leer atentamente la descripción del puesto, redactar un
currículo adaptado a cada situación e informarse sobre la empresa son aspectos
que pueden ayudaros a lograr vuestro objetivo.
La competencia
sigue aumentando día tras día, y a todos los niveles desde los recién titulados
universitarios hasta profesionales con amplia experiencia laboral. A priori
parece que la forma de enfrentarse a la búsqueda de empleo es diferente, puesto
que los más veteranos cuentan con la ventaja de que ya han pasado por otros procesos
de selección. Sin embargo, los responsables de recursos humanos de distintas
compañías coinciden en un problema común y general tanto a "iniciados" como a "experimentados": no se sabe buscar empleo. Javier
Sevilla, CEO y socio fundador del portal Jobssy.com,
considera que “el candidato tiene que profesionalizarse. A pesar de las
complicadas circunstancias actuales, siempre existen oportunidades, y la clave
está en saber buscar y diferenciarse”.
Rodrigo
García, gerente de RH Asesores, opina que
actualmente no se considera relevante saber buscar empleo y esto se suple con
el boca a oreja. “Haría falta que universidades y escuelas de negocios
contemplaran esta tarea como parte de su formación”. El problema es
más grave de lo que a simple vista pudiera parecer pues grandes profesionales,
personas con perfiles idóneos para determinados puestos no acceden a los mismos
porque son “malos candidatos”.
Las
recomendaciones para convertirse en el aspirante ideal pueden parecer obvias pero con demasiada frecuencia se olvidan y los fallos de siempre continúan. El
primer punto es definir un objetivo. Independientemente de la formación y del
sector hay que saber qué se quiere hacer y hasta dónde se pretende llegar
profesional y económicamente.
Un
dato sorprendente del que reiteradamente se quejan los responsables de
selección es que los candidatos no leen atentamente la oferta de empleo.
Acometen la tarea de acudir a la entrevista como algo mecánico, en serie, lo
que les lleva muchas veces a llegar sin saber el nombre de la compañía ni las características concretas del puesto.
Informarse, documentarse es fundamental.
Contrariamente
a lo que se cree una búsqueda activa de empleo no consiste en colgar el
currículo en todos los portales posibles ni en enviarlo indiscriminadamente a
todas las compañías del sector en el que nos interesa incorporarnos y
permanecer activos en todos los foros y redes sociales. El resultado de toda
esta actividad suele ser infructuoso y desalentador. Es mejor enviar sólo uno, personalizado,
adaptado al puesto requerido, con criterio, que 500. Por eso resulta esencial
adaptar el currículo a cada situación, destacando la formación y experiencia
que más se ajuste a las demandas de cada caso y poniendo en segundo plano –o
incluso omitiendo– aspectos de nuestra trayectoria que no son tan relevantes
para ese puesto en concreto.
Respecto
a la actividad en las redes sociales, los expertos en reclutamiento coinciden
en que es importante, pero en su justa medida. Una vida virtual muy activa
puede influir negativamente en la candidatura de un profesional. El empresario
puede considerar que se está más pendiente de estos medios que de las
responsabilidades y obligaciones con la empresa.
Según el artículo del diario Expansión consultado para desarrollar este post, "De profesión ... candidato a un empleo", una buena
noticia para los más jóvenes es que la experiencia profesional, hasta hace poco
uno de los aspectos más valorados y hasta imprescindibles a la hora de seleccionar
un candidato, ya no se requiere, al menos no en la
misma medida. Según se explica en dicho artículo cuatro años atrás se buscaba un analista financiero con al menos
diez años de experiencia total, ahora dos o tres años de experiencia son
suficientes o incluso sin experiencia. La cara negativa de esta noticia es que es una consecuencia directa de los salarios
que las empresas están dispuestas y pueden pagar, hoy es necesario buscar
soluciones a mejor coste.
La realidad, dicen, es que como en cualquier actividad profesional que queramos desarrollar, también
en la búsqueda de trabajo, el candidato debe profesionalizarse, aprender a
buscar y saber diferenciarse de los demás aspirantes.
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